Lo que quería era escapar, pero escapar no era un sitio en donde poder quedarse. La huida va hacia lo incierto como la yeguada bajo la tormenta: si uno quiere sobrevivir debe encontrar un refugio, un punto en el que guarnecerse.
La obra se encuentra dividida en seis partes en las que asistiremos a las vivencias en primera persona de Nicole, Pamela, Pedro, Mario, las cantoras y también de Ernesto. Los cuatro primeros personajes deciden acudir al festival del Ruido Solar y será en este encuentro musical al pie de un volcán donde conoceremos las relaciones que se establecen entre los propios personajes, su estrecha conexión con la música como vía de escape y las historias personales que traen consigo. Todos ellos acaban entrelazados por la particular interacción de cada cual con alguien que nunca habla pero sobre el que oscila toda la novela: Noa, cuyo motor principal es la búsqueda del padre.
Me costaba entender que deseara estrechar lazos con quien no quería saber de ella. El amor no se reclama, el desamor no se cuestiona.
Toda la novela tiene ecos de otras grandes obras de la literatura, la búsqueda del padre con ese fondo fantasmal, tétrico y en medio de una tierra yerma y áspera me trae recuerdos sin dudas al gran Pedro Páramo, mientras que las voces de las cantoras con sus malos augurios y canto al unísono tiene reminiscencias del coro de la tragedia griega.
La poesía y la música atraen a los que están perdidos y necesitan encontrarse.
El abandono en la obra se convierte en el tema central por la maestría con la que está tratado y se alza frente a otros temas también presentes como el amor, la muerte, la violencia, el deseo o la huida. Esta maestría viene dada porque tenemos la versión del que abandona y no del abandonado, lo que nos da una panorámica novedosa y tremendamente cruel. No se trata de un intento de justificación sino de la afirmación del abandono y la aceptación de sus consecuencias.
Lo que me une a mi hija es la culpa de no haber sido su padre. La culpa de sentirme mejor lejos de ella, menos torpe, menos inútil.

A todo puede acostumbrarse una persona menos al desamparo que lleva adentro
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