Dolores Reyes fotografía de Daniel Mordzinski
Confieso que el terror es uno de mis géneros favoritos desde que descubrí a escritoras como: Shirley Jackson, Mónica Ojeda o Mariana Enríquez. Es innegable la calidad literaria y brillantez de estas autoras, pues se sirven de este género no sólo para imaginar entes sobrenaturales y realidades alternativas sino para explorar lo quebrado de la condición humana. Mi último descubrimiento ha sido Dolores Reyes.
Hace unos meses leí su primera novela, Cometierra, y me encontré con la historia de una adolescente argentina que vivía con su hermano Walter después de que todos sus familiares la abandonasen por algún motivo que otro. La particularidad de esta muchacha es que tiene la capacidad de encontrar a los desaparecidos comiendo la tierra que estos alguna vez pisaron.
Antes tragaba por mí, por la bronca, porque les molestaba y les daba vergüenza. Decían que la tierra es sucia, que se me iba a hinchar la panza como a un sapo [...] Después empecé a comer tierra por otros que querían hablar. Otros, que ya se fueron.
Si bien la obra habla de la situación de desigualdad social en Argentina, la falta de oportunidades, el hastío vital, el abandono escolar y de la continua violencia callejera y doméstica a la que se ven sometidos los jóvenes, me impresionó el matiz de ternura que encontré en la historia. La relación de lealtad entre los hermanos, la metáfora del arraigo a la tierra, la necesidad de ayudar y dar respuesta al sufrimiento ajeno es el eje central sobre el que se construye la voz narradora.
Todos esos elementos continúan vigentes en el segundo libro de la autora: Miseria, publicado en 2023. En esta ocasión conoceremos la voz narrativa de Miseria, novia de Walter, embarazada a los dieciséis años, junto con la de Cometierra. Siendo el segundo libro asistimos a la evolución de los personajes: toman decisiones, conforman su propia familia y aceptan las consecuencias de sus acciones. Tienen un papel más activo y consciente en sus propias vidas. En esta ocasión es más evidente la búsqueda de justicia.
Elegí yo.Elegí seguir con la tierra, porque es lo único que pude elegir en mi vida.
Si bien es una novela sencilla en su ejecución, cautiva por el lenguaje naturalista que la autora conoce de cerca pues está en continuo contacto con jóvenes. Nos habla de las preocupaciones, el abandono y la necesidad de afecto, de pertenencia que atraviesa a cualquier ser humano.
Siento que el mundo es demasiado complicado para abrirle la puerta.
Dolores Reyes nos muestra cómo en el día a día respuestas tan dispares como el terror, el cariño o la violencia se dan continuamente la mano y conforman una única realidad harto compleja.
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