Ceniza en la boca

    A veces un libro no llega, te cae encima. No lo buscas, no lo esperas: simplemente te encuentra en el momento exacto en que tus grietas están abiertas. Así me pasó con Ceniza en la boca, de Brenda Navarro. No hubo preámbulo ni presentación amable: fue un puñetazo en el corazón. Y desde las primeras líneas supe que estaba a punto de atravesar un territorio incómodo del que no saldría igual.

Fotografía de Alba Vigaray para el Periódico de España

DATOS DEL LIBRO:
Autora: Brenda Navarro, escritora mexicana nacida en Ciudad de México (1982), residente en Madrid.
Editorial: Sexto Piso (primera edición, marzo de 2022).
Año de publicación: 2022.
Páginas: 196

    La trama podría resumirse así de forma básica: una joven mexicana, Nel, deja México para reunirse en España con una madre que emigró años atrás; antes, su hermano Diego se suicidó —tras un dolor trágico que la cambia para siempre—, y Nel carga con ese peso y con el síndrome de Ulises mientras intenta sobrevivir en un país que la mira desde la indiferencia. Hasta aquí, parecería una historia sobre migración dura pero elegante. ¡Pero no es solo eso!

No lo vi yo, pero como si lo hubiera visto, porque lo tengo taladrándome la cabeza y no me deja dormir. Siempre la misma imagen: Diego cayendo y el ruido de su cuerpo al impactar contra el suelo.


        Ceniza en la boca es una novela desgarradora, que habla sin aspavientos del desarraigo, la soledad y el silencio impuesto a quienes se van por necesidad. La voz de Navarro no ofrece compasión fácil; te sumerge en la imposibilidad de narrar el dolor migrante. Como bien apunta una crítica, “sutil es la manera en que propone la imposibilidad de comunicar la experiencia migrante”.

       La estructura es directa, pero cada palabra pesa como una losa: suicidio, silencio, rencor y memoria. La protagonista vive todo con una intensidad paralizante —“terminas el libro con la boca llena de ceniza”, escribe otra reseña— y es imposible no sentir que algo en ti también se desmorona. En cada página late una pregunta que no te suelta: ¿cuánto vale la vida cuando la identidad se deshace? Navarro construye, sin caer en el melodrama, una atmósfera en la que el lector sabe que no habrá final redentor: solo una resistencia lenta frente a la pérdida, la desigualdad y el racismo cotidiano.

    Además, la novela huye del consumo literario repetido. No es un manifiesto sobre migración, ni un panfleto; es una experiencia que exige ser vivida en silencio y desde la culpa, la memoria y las cenizas.

Yo entendía a Diego. Desde que llegamos a España estábamos como amputados, pero sin diagnóstico. Como que nos faltaba algo, pero todos lo negaban. ¿Faltarnos algo? ¡Al contrario! ¡Si lo habíamos conseguido todo: casa, papeles, mamá! ¿Qué nos podían amputar? Pues México, pensaba yo. Nos amputan México. 

    Este libro no se lee; se vive desde el vacío y el ruido atronador del duelo. Su prosa es afilada y tensa, precisa en su humildad. Me desarmó por completo.

Si decides leerlo, que sea con la certeza de que la ceniza no se irá: quedará pegada a tu lengua.


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